4/9/09



YO TE ABSUELVO

Había estado demasiado tiempo sin hacer nada al respecto y eso le estaba pasando factura. Debía tomar una decisión y para ello se retrotrajo cien años, más o menos, hasta la fecha del atropello.

Comenzó examinando el último día y de ahí fue retrocediendo hasta llegar al primero, más lejano en el tiempo y difuso en la memoria. Tratando de seguir cada detalle en el rigurosísimo orden inverso con el que se le habían ido presentando pudo comprender el signifcado de toda aquella absurda comedia: no estaban preparados para estar juntos.


PD: Ahora, después de enfrentarse a sus temores, todo lo ve claro. Aun sabiendo lo que sabe se dipone a perdonar: la confianza caduca pero el cariño durará siempre.

26/4/09



A SU MERCED

El día había amanecido medio telediario antes de que los primeros signos de vida hiciesen su pertinente y repentina aparición en aquel salón que asemejaba haber sido arrasado por salvajes indios sedientos de noche algunas horas antes. Para concretar más podría decir que era una mañana de resaca de un domingo de abril de un año que desconozco, en un tiempo pasado remoto y a una temperatura media de unos dieciocho grados. Después de un breve intercambio de pareceres, y antes de que el gallo cantase por segunda vez, estábamos ya en el ascensor rumbo a alguna parte para saciar el hambre, risueños, afables y, al menos en lo que a mí respecta, ajeno por completo a lo que el futuro más próximo me tenía preparado.

Recuerdo como, incrédulo, la observaba con cautela y curiosidad, tratando de disimular la admiración que sentía por cada detalle de su existencia al tiempo que me preguntaba si no sería ella una de aquellas vírgenes ideales y legendarias de las que había vivido enamorado durante tanto tiempo. En su presencia me sentía misteriosamente aislado del resto del mundo, como hipnotizado por su figura, al margen de la despiadada realidad externa que esperaba esperanzada a que el hechizo por fin se rompiese y nuestros caminos al fin se separasen. La veía, ambigua e inquietante, mientras la brisa agitaba su pelo rubio y lacio y sus ojos azules daban una luz especial a su mirada… y así, entre pitos y flautas, unos segundos fueron sucedidos por otros nuevos, más intensos y breves, que inexorablemente desembocaron en el arduo instante de la despedida.


PD: Podría describir cada centímetro de su cuerpo o mismo el deje de su voz pero me basta con decir que su cara era esencia pura de opio de belleza intacta.

3/4/09



GRITOS

De los pies rozaba el suelo con la puntas mientras lo evidente se pudo al fin comprobar, cuando lo secundario pasó a primer plano y el arrojo de toalla se hacía deporte nacional, durante los duros años, mes de la calamidad, hora de tragos, minuto y tres cuartos.


PD: Restos de importancia que en últimos coletazos se gastan, saques de esquina, tiros a dar, primeros mitos que caen al vacío, delitos que se pudieron evitar, gritos, gritos y más gritos retumban ahora mismo en cualquier lugar, sin hacer eco, luchando por no sonar.

5/2/09



Había terminado la cuarta cerveza cuando tuvo la necesidad de ordenar sus pensamientos y escribir. Conocía bien esa sensación y sabía que no debía hacerla esperar, así que antes de que la última gota dejase de hacerse notar en su garganta cerró fuertemente la mano izquierda, tiró con rabia la botella y dejó que la ira guiara sus palabras. La primera línea salió sola. Llevaba un mes sin escribir y sin pensarlo había sido capaz de hilvanar dieciséis palabras seguidas. Estaba orgulloso, orgulloso y tranquilo. No era su mejor línea pero eso daba igual. Abrió otra cerveza para celebrarlo. Estaba helada, justo como la quería. Le dio un sorbo largo pero pausado. No tenía prisa. La apoyó, eructó y sintió odio. El alcohol provocaba ese efecto en él.

Le gustaba saborearlo, notar como iba circulando dentro de sí a gran velocidad hinchando sus venas al tiempo que el pulso se le aceleraba y su cuerpo le pedía fuego. Entonces él se lo daba y fumaban juntos, codo con codo, calada a calada, mientras se ensimismaban en las formas que iba adoptando el humo, el mundo reducido a humo, una triste metáfora, la metáfora de su existencia.

Intentó plasmarlo en el papel consiguiéndolo a medias. Siempre le pasaba lo mismo. Bastaban tres segundos para que todo, desde la idea más sencilla hasta la hipótesis más remota, desapareciese sin despedirse y sin decirle que no. Aún así tiró para adelante refiriéndose a su pasividad patentada, a la doble moral, a los hijos ilegítimos de su necedad, a la sensación de tranquilidad que siente cuando las cosas van mal, a la basura que ahúma la capacidad de olvidar, a lo mismo de siempre, a los entes que mienten con virtuosa facilidad para acto seguido resguardarse de la agonía de las despedidas que nacen de la imposibilidad de confiar.


PD: Lo releyó y no le gusto, pero eso no importaba, había vuelto a escribir.

4/2/09



No entiendo muy bien el porqué de su extraño proceder en un calibre de tal asunto. El tiempo pasaba, según parecía, al margen suyo, sin rozarlo, sin tocarlo, pasando de él como sólo él pasaba. Llovía, recordaba, granizaba y tronaba, y él seguía al margen del tiempo, de sí, de todo. Era como si se hubiese estancado en un pasado reciente, hiriente, que invalidase la posibilidad de continuar. Pero era feliz, o más bien infeliz, a su manera, con sus sueños, logros y lloros. Lloros que se transformaban en llantos callados cuando se trataba de Ella.

Puede que estuviera enamorado, puede también que los accesos de locura tiempo atrás archivados salieran a la luz, puede incluso que mintiese, que faltara a la verdad, que se lo hubiese inventado todo. Pero lo único cierto es que en esta historia de las verdades sólo hay una, la verdad de las mentiras, de las verdades que se dicen cuando se miente, de los mentirosos piadosos que en intervalos de ocho segundos dicen digo cuando quieren decir te quiero, de los dices y diretes, de los te quiero sin quererlo.