28/5/08


SUICIDIO MORAL

El ruido de la oscuridad al caer lo inundó al fin todo. Habían sido algunos los mensajes de advertencia pero no quiso prestarles atención; demasiado ocupado para atenderlos, demasiado indolente como para saberlo. Una mala racha, sólo eso, se decía una y otra vez a cada penosa mano que la suerte le repartía. Creyó que una buena jugada podría sacarle del pozo dónde él solo se había ido metiendo, día tras día, sin sospecharlo, desde el principio de los malos tiempos.


PD: Había perdido todo de manera paulatina siguiendo aquella absurda corazonada y ya nada le quedaba; ni tan siquiera una sola de las ilusiones que le acompañaban antes de la partida le fue fiel hasta el final, una a una habían ido desfilando sin mirar atrás, al igual que su suerte: sin despedirse, sin ninguna clase de pudor, sin mostrar un atisbo de delicadeza.

24/5/08



Quería introducir aquel servilletero hasta lo más profundo de su cráneo. La idea era la siguiente: se lo tiraría con fuerza, sin pestañear y con uno de sus vértices como avanzadilla. Era un plan sencillo, instantáneo y práctico, tremendamente práctico.

PD: Poco después recordé el consejo de contar hasta diez antes de actuar y decidí, bajo coacción, seguirlo a rajatabla.

14/5/08



FRÍO, SILENCIOSO Y AGOBIANTE

Hubo una vez en que me compararon con algo así como un cuartucho cerrado y solitario. He pensado en ello y comprendido su significado. Ahora me planteo si será tiempo de imprimir cartillas de racionamiento a nuestras palabras, mascar tabaco y escupir.

5/5/08



“HASTA LAS SUELAS DE MIS ZAPATOS LA ECHAN DE MENOS”

Volvió a ocurrir. Había jurado que no volvería a pasar y acabó sucediendo una vez más. Años separan un tropiezo del otro y lejos de haber aprendido a curar las secuelas, o al menos a no pensar en ellas, surgen más intensas y preocupantes. Recuerdo, ahora que he releído las páginas ya amarillas de las crónicas de aquel mes de noviembre, el orden que habían seguido los acontecimientos hasta desembocar en la solución final. Envidio aquella resolución, que por dura, no podría tomar sino por locura a día de hoy...

¡Ai! ¿Qué hacer cuando ya nada tiene sentido y no se quiere entrar donde habita el olvido?