26/4/09



A SU MERCED

El día había amanecido medio telediario antes de que los primeros signos de vida hiciesen su pertinente y repentina aparición en aquel salón que asemejaba haber sido arrasado por salvajes indios sedientos de noche algunas horas antes. Para concretar más podría decir que era una mañana de resaca de un domingo de abril de un año que desconozco, en un tiempo pasado remoto y a una temperatura media de unos dieciocho grados. Después de un breve intercambio de pareceres, y antes de que el gallo cantase por segunda vez, estábamos ya en el ascensor rumbo a alguna parte para saciar el hambre, risueños, afables y, al menos en lo que a mí respecta, ajeno por completo a lo que el futuro más próximo me tenía preparado.

Recuerdo como, incrédulo, la observaba con cautela y curiosidad, tratando de disimular la admiración que sentía por cada detalle de su existencia al tiempo que me preguntaba si no sería ella una de aquellas vírgenes ideales y legendarias de las que había vivido enamorado durante tanto tiempo. En su presencia me sentía misteriosamente aislado del resto del mundo, como hipnotizado por su figura, al margen de la despiadada realidad externa que esperaba esperanzada a que el hechizo por fin se rompiese y nuestros caminos al fin se separasen. La veía, ambigua e inquietante, mientras la brisa agitaba su pelo rubio y lacio y sus ojos azules daban una luz especial a su mirada… y así, entre pitos y flautas, unos segundos fueron sucedidos por otros nuevos, más intensos y breves, que inexorablemente desembocaron en el arduo instante de la despedida.


PD: Podría describir cada centímetro de su cuerpo o mismo el deje de su voz pero me basta con decir que su cara era esencia pura de opio de belleza intacta.

3/4/09



GRITOS

De los pies rozaba el suelo con la puntas mientras lo evidente se pudo al fin comprobar, cuando lo secundario pasó a primer plano y el arrojo de toalla se hacía deporte nacional, durante los duros años, mes de la calamidad, hora de tragos, minuto y tres cuartos.


PD: Restos de importancia que en últimos coletazos se gastan, saques de esquina, tiros a dar, primeros mitos que caen al vacío, delitos que se pudieron evitar, gritos, gritos y más gritos retumban ahora mismo en cualquier lugar, sin hacer eco, luchando por no sonar.