3/7/10



SI YO YA ME IBA

Toda la luz del local coincidió para incidir en su transparente dentadura nada más cruzar el umbral que separaba, arbitrariamente, nuestro microcosmos etílico del resto del mundo. Había llegado con paso firme y sin temor, con la cabeza alta, la cortesía gacha y custodiada por un adonis griego que desconocía el suelo que pisaba.


PD: Debía ser un día cualquiera de su vida perfecta en el país de la gominola a la hora de dar por el culo, porque sino no me lo explico.