17/8/13





AULLIDOS EN LA ESTEPA

Se despertó en el sofá rojo semidesnudo, sediento y apenado. Demasiada ginebra la noche anterior, pensó, y decidido fue al baño. La meada, larga y clara, le informaba de lo que ya sabía, se lo había pasado bien. Una sensación de euforia comenzó a apoderase de él, debía seguir borracho. Se sirvió una copa para celebrarlo y, tras poner música, se sentó en el sillón.

Los acordes, el vaso helado y el calor del cigarro consiguieron instalarlo en ese estado de calma aparente que tanto le gustaba y que últimamente no conseguía alcanzar. “Tiempos difíciles” musitó. Luego dudó unos segundos, lo pensó seriamente y la contención de una sonrisa dejó paso a una sonora carcajada. Menudas ocurrencias tenía. Duro era picar piedra, lo suyo sólo un corazón roto.